Aparte de la simpática imagen junto a su marido celebrando su Grammy por su colaboración en Drunk In Love, Beyoncé sorprendió a todos con su actuación. En vez de interpretar alguno de los temas del que tendría que haber sido premiado como disco del año, se decantó por un clásico de misa gospel. Vestida como una aparición y acompañada por un coro masculino, se puso de lo más mística y dejó a todo el mundo impresionado.
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